“Es un fantasma bueno”, dice Néstor, el
administrador del edificio. “Esconde las cosas. Al personal de
vigilancia le ha ocultado el chaleco, por ejemplo”, agrega con
naturalidad. Todo parece más un cuento al estilo Casper. Pero con la evidencia en VIDEO, el miedo no se puede evitar.
Las puertas se cierran solas. Aparece un caballito de juguete que se
mueve solo. Desaparecen objetos. El asunto es que el lugar de los hechos
es una de las sedes de la Superintendenia de Notariado en Bogotá. “Los
vigilantes que sintieron por primera vez la presencia quisieron
retirarse”, confiesa Néstor. Los medios locales titularon: “Hay funcionarios asustados”
Cuenta la leyenda, según dice la recepcionista del lugar, que antes, en ese mismo edificio, funcionaba un jardín de infantes. En el altillo, que ahora es una bodega, encontraron triciclos viejos y muñecos despedazados. “Realizamos una misa con un padre amigo, dentro de la casa para orar por el alma de esa persona”, reveló el administrador.
La cadena RCN difundió el video que capturaron los propios vigilantes (con las cámaras de seguridad). Que ahora, más que nunca, sienten que ellos son los vigilados, porque saben fehacientemente que no están solos.
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